domingo, octubre 15, 2006

Ay San Pío V,
si tan sólo fuera una persona normal.
¿Por qué no puedo dormir
en las horas convenidas para hacerlo?
¿Por qué la luz del día
me resulta tan ajena?

Te voy a rezar un rosario,
santo papa, San Pío V,
escucha mi plegaria
alejada del latín.
No me desampares ni de noche
ni de día
y todo lo demás que tu sabes hacer.
No te pido el cielo
ni un absurdo para comer.
Guárdate mi salvación,
San Pío V,
siempre habrá alguien más agradable
y menos corrompido que yo
para revendérsela.